Bienvenidos al club del descontento. Aquí se revelan inquietudes, de toda disciplina y condición. Ya sean divinas o humanas, para regodeo de todo espectador que desee sumergirse en tan tupidas letras, bien del rebaño o egregio cual maverick.






16 de febrero de 2015

El anillo de Giges

Hace unos días me enteré de que quemaron vivo a un chico. Por algo, por un motivo, bajo el asombro de la técnica, con un rodaje contemporáneo y buena realización, con la excusa de la religión.
El anillo de Giges es un bonito cuento de La República de Platón que cuenta cómo un campesino encuentra un anillo mágico que al girarlo lo convierte en una persona invisible. El campesino acaba cometiendo injusticias por su interés: mata al Rey y se casa con la reina. Podemos hacer una lectura sobre lo justo y lo injusto de esta historia, pero Giges no atormenta por placer. Giges es un campesino que representa lo vil de lo humano, pero no tortura, no disfruta de la muerte, sino de sus frutos.
Estas personas han torturado a un joven, hace ya 300 años de la Ilustración y hoy han quemado vivo a un niño y lo que hay detrás es un club, un grupo que cree unirse por una amistad incondicional, cuando les une el placer por el interés y no el interés mismo. Es una amistad por bienes difuntos, un delirio en pos de una deidad. Dios vale menos que ese chico y que Giges o Platón y si Dios existe, no está presente en el corazón de esos hombres, sólo el placer de ver su complacencia reunida en un espectáculo nefando. Espero que el cuerpo ardiente de ese chico sirva de antorcha a nuestros principios y no seamos tan abyectos como aquellos que disfrutan en el agravio y el tormento.


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