Bienvenidos al club del descontento. Aquí se revelan inquietudes, de toda disciplina y condición. Ya sean divinas o humanas, para regodeo de todo espectador que desee sumergirse en tan tupidas letras, bien del rebaño o egregio cual maverick.






8 de junio de 2011

Spanish involution

Aparentemente la sociedad civil española ha derramado, entre algunas fracturas de la estructura capitalista, cierta indiganción para con el modelo económico y de convivencia. El movimiento "15-M" que empezó en la famosa Puerta del Sol ha sido una buena excusa para menear los labios estas últimas semanas. Resultaba algo más que anecdótico que el pueblo no abuchease los impúdicos excesos de la tiranía del capital y, ahora, ya abucheados, lo que me impresiona es que los presuntamente indignados repitan los mismos clichés de la sociedad estamental en la que vivimos. La prudencia, la elección, no excluyen el valor y la indignación de los descontentos con el actual régimen y deben ser principios rectores que articulen el discurso y mantengan la naturaleza y rumbo de un argumento que pretende ser más razonable, o menos loco, que el actual modo de gobernar. Y veo que los indignados se están encerrando en sus propios límites, su nervio se está templando y la burocracia aparece más de la cuenta. La imagen del movimiento 15-M es la de una empresa, una marca con un ideal y un objetivo. El hecho de demandar democracia real constriñe una indignación que va más allá de anhelar un modelo de Estado. Lo que debería oírse es una indignación sin apellido que haga enrojecer a una Sociedad consciente de su derroche.