Bienvenidos al club del descontento. Aquí se revelan inquietudes, de toda disciplina y condición. Ya sean divinas o humanas, para regodeo de todo espectador que desee sumergirse en tan tupidas letras, bien del rebaño o egregio cual maverick.






12 de marzo de 2013

Ojos de ancestro

En España están asaltando constantemente al ojo del viandante noticias sobre corrupción política. No digo numerosísimos casos porque el tener uno ya sería sobrarse. Sin embargo parece que todos los sectores de la política -esa herramienta que le sirve al hombre posmoderno para organizar su convivencia y defender o atacar sin herir- están podridos, en estado de putrefacción o con fecha de caducidad. Personalizaré: más que los sectores son los hombres los que están podridos. Pero, como podría decir Confucio, es un buen momento para examinarnos a nosotros mismos. Aparte de tener una cultura de pícaros en España, me llama la atención la presencia de la "moral" por todas partes. El interés político más importante que veo es el corresponder a unos valores que conforman al partido de derechas o de izquierdas. Esos valores forman parte de la "integridad" y solidez políticas. Yo tengo muy claro que hace falta una Revolución, sentimiento puro para cambiar un modelo que está matando gente. En este punto se pierde uno de los fundamentos de la política como herramienta para evitar muertes. Los partidos políticos en España -y muchas personas- ven necesario seguir un modelo de conducta basado en una moral inventada por el poder del enternecimiento, una transmisión tautológica de valores basados en la estética. Veo el conato de Revolución maravillosa del 15-M como la externalización de un servicio que lo público no puede hacer por sí mismo. Empezó bien, si, pero acabó por ser lo mismo de forma distinta: repetimos los mismos procesos burocráticos para suplir un servicio que en forma y tiempo no puede hacer la Administración. Así, en lugar de crear una revuelta que haga a las personas representantes del modelo constitucional plantearse sus propias bases, creamos un amasijo de personas que se desahogan ordenadamente pidiendo al amo lo que el amo siendo amo no dará nunca. La Revolución la tenemos que hacer todos juntos, pretendemos encargar a una ONG que la haga por nosotros para no ver la sangre ni las porras de la policía.La naturaleza de lo que estamos pidiendo nos obliga a aplicar los valores que la naturaleza nos ha dado, no los que nos dan los políticos. Esa naturaleza enseña Justicia no a través de la moral sino de lo que ven los ojos. Los ojos que enseñaron a nuestros ancestros a oponerse con pasión y valor ante aquello que consideraban injusto.

"Pienso morirme sin ponerme un condón". Manuel Fraga